Por Raúl Rodríguez*
“Aunque se sufra como un perro, no hay
mejor oficio que el periodismo” Gabriel García Márquez
“El periodismo es una
pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación
descarnada con la realidad”. Gabriel García Márquez
“La ética debe
acompañar siempre al periodismo, como el zumbido al moscardón” Gabriel García Márquez
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Pero claro, esto de la objetividad de dar a conocer
la información de manera objetiva en los tiempos que corren se presentan cuanto
menos complicado por múltiples razones, una de ellas es que la información, por
intervención de sectores interesados, se ha vuelto más que nada en mercancía
propagandística y la realidad es como dice la canción “cuando la mentira es la verdad”.
En fin, sigamos recordando que el Día del
Periodista fue establecido en 1938 por
el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba, Provincia del
mismo nombre, en recuerdo del primer medio de prensa con ideas patrióticas.
El 7
de junio de 1810 Mariano Moreno fundó la "Gazeta de Buenos
Ayres", primer periódico de la etapa independentista argentina.
Pienso que la frase elegida para titular estas
líneas expone lo que pretendo decir a los colegas, intentando reflexionar sobre
lo que nos pasa, a nosotros los periodistas, hombres y mujeres de carne y
huesos, cuando nos vemos obligados a publicar informaciones alienantes, falsas,
o distorsionadas, dejando de lado al mismo tiempo, informaciones de sectores
que aportan positivamente para construir sociedades más justas.
En ese orden de ideas, ya sabemos, que los cambios
económicos y sociales que se dan y que son tremendos y rápidos en el día a día
en nuestra sociedad formoseña y en el país, es como que incrementan la incertidumbre
y desorientación que padecemos.
Entonces en ese ambiente las preguntas éticas
surgen por, aunque quisiéramos eludirlas. Allí estamos, cada quien, con las
personas de nuestro entorno familiar y los amigos, los colegas en quienes
confiamos, con quienes realizamos nuestras vidas, vamos aprendiendo a callar e
incluso a mirar al costado. Sin embargo, también compartimos alegrías.
Pido clemencia por si aparecen mis líneas como
demasiada oscura, y sí, confieso que puede que aparezca así, pero puede ser
peor.
Paremos la rotativa colegas y reflexionemos, porque
en nuestras decisiones, por muy modestas que ellas sean podemos hacer grandes
diferencias en la cabeza de nuestros lectores u oyentes, podemos elevar el
entendimiento, podemos ampliar la conciencia social, podemos, incluso enseñar.
Vaya que es importante nuestra labor.
Es que la chifladura política-partidaria pareciera
por momentos desembocada y nos arrastra con el devastador neoliberalismo que
pareciera colapsar a la democracia, a la libertad de expresión sin censuras,
sin discriminaciones, libertad a todas las voces, he allí nuestro oficio:
mantener la ecuanimidad en medio del maremágnum, con vocación y por qué no con privilegio
de periodistas.
¡Abrazos fraternales!
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