Corriente
pedagógica cooperaria.
Por José Yorg, el cooperario.
“Dondequiera que sea
posada nuestra mirada encontraremos sistemas educativos en decadencia,
obsoletos que en vano proclaman modernidad y calidad educativa porque al fin no
se desprenden de las pedagogías individualistas, he allí el meollo de la
cuestión: Los gobiernos que adopten al
cooperativismo como sistema educativo, apuestan al desarrollo socio-económico,
buscan el buen vivir de sus pueblos en razón a las bondades pedagógicas del
cooperativismo". José Yorg
Este artículo
adelanta parte de un trabajo académico de mayor profundidad sobre la temática,
próximamente a ser publicado en España.
El
pensamiento pedagógico cooperativo inaugurado por Robert Owen (1771-1858) parte de la profunda convicción de que el
“hombre y la mujer” pueden mejorar humanamente.
Esta
convicción nos ilustra que tal afirmación proviene de un análisis de la
sociedad industrial tal y como se le presentó, es decir, sociedades injustas
que promovían la desigualdad social. Tal situación enojosa, contraria al
mejoramiento humano, prosigue en la actualidad.
El
industrialismo, etapa segunda del capitalismo, produjo enorme infortunio a los
trabajadores, hombres, niños y mujeres, y se construyó sobre esa base el
esquema educativo patriarcal y disciplinador, profundamente individualista.
Owen
con mirada crítica alentó la reforma de
esa sociedad, cuyo producto era contrario a lo humano, por tanto, debía ser
transformado y sentenció que “Esa
transformación de un orden en otro es impuesta por una tremenda necesidad que
hasta ahora ha producido padecimientos suficientes para estimular la búsqueda
de un alivio y esforzarse en alcanzar la felicidad que todos los seres
vivientes anhelan”.
No
necesitamos extremar nuestro análisis sobre esa sentencia humanizadora y
traerla a la actualidad en que campea el neoliberalismo, la decadencia
institucional, frágil sistema democrático y tendencia a la opresión social.
En
dondequiera que sea posada nuestra mirada encontraremos sistemas educativos en
decadencia, obsoletos que en vano proclaman modernidad y calidad educativa
porque al fin no se desprenden de las pedagogías individualistas, he allí el
meollo de la cuestión: Los gobiernos que adopten al cooperativismo como sistema educativo,
apuestan al desarrollo socio-económico, buscan el buen vivir de sus pueblos en
razón a las bondades pedagógicas del cooperativismo.
Está
claro para quien quiera comprender que, históricamente, la educación es un
instrumento, es un reflejo reproductivo del modelo de sociedad que nace desde
la concepción de mundo, del hombre, de la empresa que el poder real dominante y
sus gobiernos títeres sostienen pese a la crisis civilizatoria desatada y que
es irreversible.
Por
ello, el cooperativismo es un movimiento socio-económico contestatario al
capitalismo. Y su modelo educativo expresa su concepción transformadora de las
sociedades individualistas.
“Esa transformación hará que desaparezcan las
disputas entre los individuos y las naciones acerca de aquello que es
misterioso y naturalmente no descubierto; ni habrá discusiones en torno a las
leyes humanas, cuando las leyes de naturaleza definida, fija e inmutable, se
orienten a asegurar el bienestar y la máxima felicidad del hombre”, nos ilustra Owen.
Organización de cooperativas escolares.
Se
alude muy frecuentemente que en la Argentina el proceso político del movimiento
peronista y su impronta transformadora socio-económica, fue un proceso de
revolución inconclusa.
De allí
la importancia de rescatar de ese proceso transformador social el rol que se le
asignara en el Plan estratégico Quinquenal del Estado peronista a la educación
cooperativa escolar.
Se
pretendió la cooperativización de la producción como base y sustento del inicio
de una nueva civilización argentina justa, libre y soberana post-segunda guerra
mundial ya que ese acontecimiento bélico implicaba un nuevo orden mundial.
Fijó Perón:
"El
Cooperativismo tiene su forma de
resurgimiento universal
mejor sentadas en la República
Argentina. ¿Por qué razón? Porque el
Estado propugna ahora el
cooperativismo”, fijo
Perón.
"Asimismo
el Estado, mediante todos sus centros de enseñanza, promoverá la formación de
una nueva conciencia nacional agraria
hacia el cooperativismo”.
“El
sector cooperativista forma así el
puntal más importante en la organización del pueblo."
“Deseo
al sector cooperativista organizado no
sólo para las actividades de la
producción sino también para "todas las actividades".
"La
reforma económica que vamos realizando es la base
del cooperativismo”.
Para llevar
adelante este formidable programa de educación y desarrollo cooperativo
escolar- ProDeCoop-Escolar-se creó por “Resolución
Ministerial del 28/1/1954, la
Comisión de Cooperativas Escolares,
integrada por tres inspectores de enseñanza -uno por cada una de las
Direcciones Generales de Enseñanza- y un
inspector administrativo de la Dirección General de Administración, tendrán a
su cargo la dirección superior de las actividades cooperativistas que se
desarrollen en los establecimientos de enseñanza”.
Es
dable concluir que, para retomar esa épica transformadora peronista, que es imprescindible, por cierto, ante la debacle
neoliberal y a fin de no repetir fórmulas políticas públicas ya perimidas e
inútiles para el pueblo, concluimos que los gobiernos que no adopten como sistema educativo
al cooperativismo, apuestan al statu quo, al quietismo, a la mediocridad
educativa.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
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